Cayetana Álvarez de Toledo, diputada del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, intervino con dureza en el recinto para denunciar la corrupción estructural y el nepotismo rampante del Gobierno de Pedro Sánchez, al que acusó de “haber tomado el Estado como si fuera su cortijo privado”.
Desde la tribuna, desgranó con precisión lo que denominó el «retrato robot del enchufado sanchista», una figura que, según ella, “no necesita méritos, sino contactos. No se exige formación, sino fidelidad. No se valora la competencia, sino la obediencia ciega al líder”.
“El primer requisito es ser familia del presidente o amante de algún ministro. Lo segundo, mostrar devoción al líder: genuflexión obligatoria. Tercero: mejor si no sabes mucho, no sea que pienses por tu cuenta. Cuarto: ausencia absoluta de dignidad. Quinto: ninguna vergüenza. Sexto: ningún límite legal o ético. Séptimo: jamás asumir responsabilidades. Y octavo: no tener futuro, porque ese ya está hipotecado a la supervivencia política de Sánchez”.
La diputada popular ironizó también con los recientes nombramientos en Radio Televisión Española, afirmando que “el asalto a RTVE se consumó mientras Valencia se hundía por la DANA. Prioridades del sanchismo: primero colocar a los suyos, después, si queda tiempo, gestionar emergencias”.
Álvarez de Toledo no se detuvo ahí. Señaló con nombres y apellidos a algunos de los protagonistas de lo que calificó como “clientelismo institucionalizado”, mencionando a Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica; a Pilar Lucio, exportavoz de Igualdad reconvertida en consejera nuclear; a Fernando Grande-Marlaska, “ministro decorativo”, y al fiscal general García Ortiz, a quien acusó de actuar “como un delincuente profesional destruyendo pruebas”.
“El Gobierno habla de progresismo, pero ejerce el patrimonialismo. Hablan de igualdad, pero practican el enchufe sistemático. Y cuando fracasan, jamás dimiten. Siempre culpan a la oposición, al PP, a la ultraderecha, a Franco o al tiempo”.
Sobre el caos generado por el apagón eléctrico, la diputada denunció la falta de preparación del sistema energético nacional y la “hipocresía progresista” de negar las consecuencias del cierre de centrales y el sabotaje energético en nombre de la transición verde:
“¿A cuántos ciudadanos más se les va a negar el acceso a la verdad, a la responsabilidad política y a la simple justicia? Esto no es un gobierno: es una estructura de poder dispuesta a arrasar con las instituciones para protegerse a sí misma”.
Finalmente, apuntó directamente al ministro Félix Bolaños:
“Usted iba para ministro de Justicia y ha terminado como fusible quemado del operador privado que es Sánchez. Lo único público en su gestión es la factura que pagamos todos por su falta de escrúpulos”.
Con esta intervención, Cayetana Álvarez de Toledo reafirmó su papel como una de las voces más lúcidas y beligerantes del Congreso frente a un Ejecutivo que, en sus palabras, “ha abandonado la decencia como política de Estado”.