Elisa Vigil, diputada del Partido Popular en la Asamblea de Madrid señaló que reescriben la historia, patrimonializan la moral y marcan con estrellas de David quién puede hablar y quién no en este país. Ésa es la izquierda de hoy: una izquierda que ya no debate, que no escucha ni respeta. Una izquierda que señala, cancela y ejerce una supuesta superioridad moral basada en lecturas dogmáticas de Foucault en la Complutense. Se creen con el derecho de decirnos al resto cómo vivir, cómo hablar, cómo pensar o qué hacer con nuestras vidas.
Y lo hacen con esa sonrisa condescendiente, camuflada en un discurso empalagoso de “derechos”, “transición ecológica”, “ecorresiliencia”, “feminismo interseccional”. Pero se les han caído todas las banderas. Dan vergüenza ajena. Y siguen soñando con el poder total.
Nos hablan de libertad mientras escriben leyes para controlar el pensamiento. Nos hablan de feminismo mientras sueltan violadores. Nos venden ecologismo… y tenemos apagones. Nos repiten que son víctimas, pero actúan como comisarios del pensamiento, como inquisidores modernos. Persiguen al discrepante, al que no se arrodilla ante sus dogmas, al que no repite sus mantras ideológicos.
¿De verdad creen que imponiendo censura van a construir una sociedad más libre? La izquierda actual —como Lenin— se cree la vanguardia moral que guiará a las masas al paraíso progresista. Y al que disiente, lo mandan a la hoguera del señalamiento público. Los bolcheviques han vuelto. Ahora llevan camisetas del Che hechas en Bangladesh y defienden el comunismo desde un iPad. Han cambiado el Ejército Rojo por decretos y BOEs, pero el objetivo es el mismo: control absoluto.
Frente a eso, desde el Partido Popular, decimos basta. Nosotros no solo vamos a votar en contra de este disparate. Nosotros somos los que derribamos muros. Somos herederos de los que lucharon por cruzarlos. Somos los que recordamos a los 262 alemanes que murieron en el corredor de la muerte entre los dos bloques.
Europa nació cuando cayó el muro, cuando venció la libertad frente al totalitarismo. Europa es Peter Fechter, Europa es libertad, es memoria, es paz. Y sobre todo, Europa es el abrazo de los que creen en la democracia, no en imponer un pensamiento único.
Ustedes deciden en qué lado del muro quieren estar. Nosotros, ya lo hemos elegido: con la libertad.