El dirigente de Recambio y Parlamentario del Mercosur Álvaro de Lamadrid señalo que el poder legislativo desde la crisis política del 2001, ha venido resignando facultades que le son propias, pensando que esta conducta favorecería al Poder Ejecutivo, para que este resuelva; con mayor celeridad, el caos político causado por las diversas crisis económicas sufridas en el país.
Luego de 23 años, confirmamos que esta anomalía no ha mejorado las consecuencias de las crisis, al contrario, ha contribuido a debilitar nuestro sistema institucional. El poder Ejecutivo, no puede plantear, que necesita para funcionar, apagar o menguar otro poder. No aprendemos. La historia nos muestra que eso solo generó gobiernos superpoderosos y menos institucionalidad, menos controles , menos transparencia y más corrupción y discrecionalidad.