Patricia Bullrich no oculta sus aspiraciones: su objetivo es llegar a la Presidencia de la Nación y está convencida de que el camino correcto comienza por mostrar gestión y firmeza. Tras acompañar a Javier Milei en la segunda vuelta de 2023 y acordar esa alianza con el Macri, Bullrich no se detuvo. Dio un paso clave al aceptar el Ministerio de Seguridad en el gobierno de La Libertad Avanza, cargo que ya había desempeñado con notoriedad durante la gestión de Cambiemos. Con esta segunda gestión en Seguridad, busca relanzar su posicionamiento como figura nacional.
A diferencia de Macri, que optó por mantener un rol más distante del Ejecutivo, Bullrich eligió ensuciarse las botas y estar en la trinchera. Cree firmemente que su imagen de “orden y autoridad” es su mayor capital, y por eso quiere mostrar resultados. Sabe que en la lucha contra el crimen y el caos está su narrativa más potente.
En esta nueva etapa, con su afiliación formal a La Libertad Avanza y una estrategia clara de buscar quedarse con todo lo que más pueda del PRO, Patricia ya tiene un nuevo paso calculado: buscará la banca de Senadora Nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Una victoria en ese terreno no solo la consolidaría como figura clave del espacio de Milei, sino que le permitiría proyectarse con fuerza hacia 2027.
La jugada es doble: si el proyecto presidencial de Milei se debilita, Bullrich buscará capitalizar ese vacío. Y si no lo hace por arriba, podría hacerlo por abajo: disputar la Jefatura de Gobierno porteño, una plaza clave para cualquier armado nacional y desde donde puede cimentar su proyección al sillón de Rivadavia.
Bullrich tiene el plan claro. No improvisa. La Senaduría, la Ciudad y eventualmente la Presidencia no son metas aisladas, sino escalones de un mismo proyecto. El de una dirigente que apuesta a la gestión como credencial, a la firmeza como discurso y a su instinto político como brújula.