Actualidad Política

Día 10 de octubre de 2025

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Con la oficialización de su candidatura a senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires, Patricia Bullrich da un paso estratégico que consolida su poder político y marca un punto de inflexión en su relación con Javier Milei.

El cargo en la Cámara Alta le asegura seis años de mandato, blindándola hasta 2031 y dándole autonomía para diseñar su futuro sin depender de la suerte del actual presidente. Con este movimiento, Bullrich no solo se garantiza continuidad política, sino que también comienza a trazar una hoja de ruta clara hacia 2027.

Tal como adelantó Actualidad Política en la nota “Patricia Bullrich: de ministra a senadora… y con la mira en la presidencia” (ver nota), la senaduría es el seguro político que le permite jugar en varios escenarios a la vez:

  1. Si Milei se cae de cara a 2027, Bullrich buscará ser la candidata presidencial del espacio, capitalizando el desgaste del actual mandatario.
  2. Si Milei se mantiene fuerte y va por la reelección, su plan principal es ser candidata a Jefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cargo clave para consolidar su liderazgo.
  3. Si no le conceden esa candidatura porteña, Bullrich no dudará en tensar la cuerda: lanzarse como candidata presidencial para imponerse dentro del espacio “por las buenas o por las malas” y negociar desde la fuerza su postulación en la Ciudad.

Con esta estrategia, Bullrich deja en claro que no se resigna a un rol secundario. La senaduría le otorga la tranquilidad de estar cubierta institucionalmente, mientras se prepara para cualquier escenario: ser jefa de Gobierno o usar la amenaza presidencial como carta de presión interna.

El movimiento confirma que Patricia Bullrich planifica cada paso con un objetivo mayor: mantenerse como figura central del oficialismo y liderar el futuro político argentino, sea en la Nación o en la Ciudad de Buenos Aires.

En un mensaje explosivo publicado en sus redes sociales, Ricardo López Murphy confirmó que será candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en octubre, y lo hizo con munición gruesa contra el presidente Javier Milei, su hermana Karina, y un sector del PRO que —según sus palabras— «le dio la espalda a sus votantes».

“No voy a aceptar el sometimiento al que nos quieren llevar Javier y Karina Milei. No voy a ser cómplice del autoritarismo de este gobierno”, lanzó sin medias tintas el exministro de Economía.

Fiel a su estilo combativo, López Murphy denunció que el discurso anticasta del oficialismo es una farsa, y que mientras se habla de “libertad” y “pureza ideológica”, el gobierno hace negocios millonarios con los mismos empresarios prebendarios de siempre.

“Mientras algunos siempre defendimos la Constitución Nacional, este gobierno de Milei, bajo el lema de la casta, hace negocios millonarios con el Estado”, disparó.

También tuvo un mensaje envenenado para ciertos dirigentes del PRO, a los que acusó de acomodarse en las listas “dando la espalda a sus votantes”. “Qué olor a casta… ¿les suena?”, ironizó.

López Murphy afirma que la Argentina y la Ciudad de Buenos Aires merecen una alternativa institucionalista, liberal y honesta, y dejó en claro que en octubre irá por una banca para enfrentarse a “kirchneristas y mileistas” en las urnas.

“A los kirchneristas y a los mileistas se los aviso ahora: nos vemos en las urnas”.

El peronismo ha demostrado una asombrosa capacidad de mutación. Como los Transformers, cambia de forma, de cara, de discurso y de sigla, pero siempre permanece en el centro del poder. Cada vez que la ciudadanía busca un cambio, el Partido Justicialista (PJ) se reinventa para ofrecer una “falsa opción” o una “tercera vía” que termine conteniendo o dividiendo al voto opositor.

El esquema se repitió con precisión milimétrica. En los ’90, el FREPASO captó a los desencantados del menemismo y terminó facilitando su reelección. Más tarde, el mismo FREPASO se unió a la UCR para formar la Alianza, debilitando al radicalismo y facilitando el retorno del PJ bajo otro disfraz: el kirchnerismo.

La historia se repitió con Macri, que fue presentado como el cambio, pero cuyo entorno y estilo de gobierno reprodujeron viejas lógicas peronistas. Y ahora con Milei, que, con discurso rupturista y lenguaje extremo, llegó al poder gracias al rechazo a Massa, pero con vínculos, financistas y operadores provenientes del propio peronismo. Otra mutación, otro disfraz.

La constante es clara: cuando el republicanismo se organiza, el PJ inventa una nueva versión de sí mismo. Las etiquetas cambian, pero el poder sigue concentrado en los mismos resortes: manipulación del Estado, colonización de la Justicia, ataque a los medios, captura de las instituciones.

La Argentina no puede seguir atrapada en esta lógica de reciclaje permanente del poder peronista. Ni Macri fue el cambio real, ni Milei lo es hoy. Ambos son consecuencias de una oposición que no supo construir una alternativa firme, coherente y sin dobleces.

No se puede combatir al kirchnerismo con peronismo edulcorado ni con libertarios diseñados desde los sótanos del poder. Necesitamos dirigentes con convicciones, que no se arrodillen ante las encuestas ni jueguen a dos puntas.

Menem privatizó las empresas del Estado; los Kirchner privatizaron el Estado para sí mismos; y Milei lo está desmantelando para transferírselo a intereses privados bajo el lema de “libertad”.

La resistencia no es ideológica, es institucional. No hay futuro con pactos de impunidad, atajos ni transformismos. Argentina está enferma de peronismo en todas sus versiones, y no se cura con parches.

Por Álvaro de Lamadrid

La casta no cayó: eligió con quién perder. Pactó, financió y acordó con un nuevo poder al que ayudó a encumbrar. Lo dijimos desde el primer día: Milei era una de las tantas máscaras del peronismo. Y cuando ganó, advertimos que el cambio verdadero había sido derrotado.

La Argentina no vive una revolución liberal, sino una continuidad del mismo sistema corrupto, autoritario y opaco que el kirchnerismo consolidó durante años. El poder no ha cambiado: se ha reciclado. Y ahora lo vemos más claro que nunca con un pacto que nosotros denunciamos a solo 19 días de asumir Milei: el pacto de impunidad.

¿En qué consiste? En no denunciar ni investigar la corrupción del pasado. En garantizar la intangibilidad de lo robado. En no tocar a Cristina, ni a Massa, ni a los suyos. En cerrar causas, transformar la causa de Vialidad en un simple “aporte de campaña”, y permitir que personajes como Lázaro Báez y Cristóbal López vuelvan triunfantes, con todo intacto.

Ficha limpia rechazada, jueces impresentables como Lijo nominados a la Corte, la UIF intervenida para que no investigue causas como la de Chocolate, y el festival de impunidad continúa.

Mientras Milei impone por decreto, pacta con los gobernadores feudales del PJ, y evita toda auditoría seria del saqueo anterior, el kirchnerismo se mantiene en silencio. ¿Por qué? Porque hay un silencio comprado. Porque mientras el ajuste lo haga otro y no se toque a Cristina, le van a dejar ser presidente.

El ministro de Justicia fue el primero en ser confirmado por Milei. No fue el de Economía, como uno supondría. No. Fue el abogado del «lawfare», el que dice que Nisman se suicidó. Ese fue el mensaje.

Y ahora vemos a Grabois recibiendo disculpas. Vemos cómo se retiran denuncias, cómo se desmantelan los organismos de control, cómo se intercambian cargos judiciales con Wado de Pedro, y cómo el CriptoGate se encubre con la complicidad del peronismo.

No hay oposición real en la Argentina. El kirchnerismo no es oposición: le ha dado los votos clave a Milei en cada instancia legislativa. Son parte del mismo acuerdo.

¿Y Cambiemos? Nunca fue una coalición. Macri nunca quiso compartir el poder. Se maltrató a los aliados. Se desdibujó la identidad republicana. Muchos radicales, lamentablemente, se han vaciado de contenido y van detrás de una mentira que se presenta como cambio, pero que es más de lo mismo.

Hoy se gobierna sin presupuesto, con fondos reservados y con un toma y daca vergonzoso en el Senado. El sistema se sostiene con tránsfugas, genuflexos, aplaudidores del poder de turno. No hay ideología, no hay coherencia, sólo negocio.

Los Kirchner no fueron progresistas. Milei no es liberal. Ambos son lo mismo: poder por el poder, dinero por el dinero. No se los puede analizar por lo que dicen, sino por lo que hacen. Ambos atacan periodistas, ambos persiguen voces críticas, ambos construyen un relato para encubrir un saqueo.

Frente a esto, nuestra obligación es seguir diciendo la verdad. Porque el dirigente político tiene como primer deber inquietar al poder. Y se lo inquieta con la verdad. Yo no tengo compromisos con ninguna línea interna ni con ninguna estructura. Soy radical por las ideas, no por conveniencias.

La Argentina necesita una opción Republicana, ética, coherente y libre de sospechas. Un proyecto serio que defienda a los jubilados, a las Pymes, a la clase media, y que no negocie con mafias ni silencios.

Porque la corrupción no es agua pasada. Y la impunidad es la peor forma de continuidad del saqueo.

Patricia Bullrich no oculta sus aspiraciones: su objetivo es llegar a la Presidencia de la Nación y está convencida de que el camino correcto comienza por mostrar gestión y firmeza. Tras acompañar a Javier Milei en la segunda vuelta de 2023 y acordar esa alianza con el Macri, Bullrich no se detuvo. Dio un paso clave al aceptar el Ministerio de Seguridad en el gobierno de La Libertad Avanza, cargo que ya había desempeñado con notoriedad durante la gestión de Cambiemos. Con esta segunda gestión en Seguridad, busca relanzar su posicionamiento como figura nacional.

A diferencia de Macri, que optó por mantener un rol más distante del Ejecutivo, Bullrich eligió ensuciarse las botas y estar en la trinchera. Cree firmemente que su imagen de “orden y autoridad” es su mayor capital, y por eso quiere mostrar resultados. Sabe que en la lucha contra el crimen y el caos está su narrativa más potente.

En esta nueva etapa, con su afiliación formal a La Libertad Avanza y una estrategia clara de buscar quedarse con todo lo que más pueda del PRO, Patricia ya tiene un nuevo paso calculado: buscará la banca de Senadora Nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Una victoria en ese terreno no solo la consolidaría como figura clave del espacio de Milei, sino que le permitiría proyectarse con fuerza hacia 2027.

La jugada es doble: si el proyecto presidencial de Milei se debilita, Bullrich buscará capitalizar ese vacío. Y si no lo hace por arriba, podría hacerlo por abajo: disputar la Jefatura de Gobierno porteño, una plaza clave para cualquier armado nacional y desde donde puede cimentar su proyección al sillón de Rivadavia.

Bullrich tiene el plan claro. No improvisa. La Senaduría, la Ciudad y eventualmente la Presidencia no son metas aisladas, sino escalones de un mismo proyecto. El de una dirigente que apuesta a la gestión como credencial, a la firmeza como discurso y a su instinto político como brújula.

Álvaro de Lamadrid, referente político y exdiputado nacional, arremetió contra el gobierno de Javier Milei por “el doble discurso sistemático” que exhibe: “Mientras promete destruir la casta, ha nombrado kirchneristas y massistas en cargos estratégicos y ha reciclado al clan Menem dentro de su administración”.

Martín Menem terminó siendo Presidente de la Cámara de Diputados, casi no lo fue, pero no por pensarse para ese lugar a un dirigente que no fuera kirchnerista, sino que pujaba para ese lugar con Florencio Randazzo. Desde el inicio el cogobierno con los K estaba a la vista, pero a muchos les convenía y conviene negar que el rey está desnudo.

“¿Dónde quedó la motosierra? ¿Dónde está el cambio? Lo que hay es más kirchnerismo, más impunidad y más hipocresía.

Milei dice que viene a barrer con la casta, pero no solo la protege: la contrata, la asciende y la pone a manejar áreas clave del Estado”. Esto lo advertimos desde la campaña electoral y antes de que asuma Milei, por eso no lo votamos y explicamos en el ballotage que nosotros no votábamos en la interna del PJ, como no lo hicimos tampoco en 2003. cuando se elegía entre Menem y Kirchner. Explicamos que en el ballotage no era una elección de opuestos en un claro blanco o negro, sino una elección entre dos grises y, como tal, los intermedios no son opuestos, advirtió de Lamadrid. Algunos llamaron a votar a otra expresión del cambio y otros en una neutralidad trucha, escondían sus preferencias por Sergio Massa.

Nosotros decíamos que no había que votar a ninguno y prepararse para ser oposición y pedimos a los dirigentes de JxC que habián manifestado sus preferencias en el ballotage por Milei, que se comprometieran frente a la sociedad que no iban a asumir cargos en su hipotético gobierno, Lo que paso es historia conocida, recordó de Lamadrid.

Funcionarios del riñon kirchnerista:

Entre los funcionarios que estuvieron o están en el gobierno y tienen pasado K, de Lamadrid mencionó a Carlos Soratti (Incucai), Mario Russo (Salud), Lisandro Catalán (Interior), Yanina Martínez (Turismo), Flavia Royón (Minería), Guillermo Michel (Aduana), Leonardo Madcur (Economía), Marco Lavagna (INDEC), Daniel Scioli (Turismo), Florencia Misrahi (AFIP), Leila Gianni (Desarrollo Social) Guillermo Nielsen (Embajada en Paraguay), Guillermo Francos (Interior) y Rosana Lodovico (Aduana), Andrés Vázquez, kirchnerista a cargo de la (AFIP) y Paulo Starc (UIF), que se reencuentra en el gobierno con su ex jefe y el del Presidente Milei, Daniel Scioli.

Además, denunció la influencia de La Cámpora a través de Fabián Lombardo (Aerolíneas Argentinas), Guillermo Garat (YPF), Mauro Tanos (Nación Seguros) y Camilo Baldini (Correo Argentino) y su permanencia en el Pami, Afip, Anses, Renaper, y en todos los organigramas de los ministerios, empresas públicas, reparticiones, delegaciones y direcciones nacionales. El ex Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, confesó en el Congreso que Javier Milei mantenía 1867 funcionarios de gestiones anteriores, mayoría de kirchneristas y también algunos del PRO.

“Del listado hay actuales funcionarios y otros que no están más. Pero todos ellos, con pasado kirchnerista, son parte del reciclaje Y continuismo funcional que encabeza Milei”, subrayó de Lamadrid.

“No solo están los K, también fue designado como ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, quien defendió públicamente la inocencia de Cristina Kirchner y la teoría del suicidio de Nisman, una versión funcional al relato kirchnerista. ¿Ese es el garante de la justicia y la verdad?”, agregó.

Asimismo, cuestionó el protagonismo que se le dio dentro del oficialismo a Martín Menem y a Eduardo “Lule” Menem, afirmando que su incorporación no responde a méritos propios ni a renovación política, sino únicamente al peso de un apellido ligado históricamente al poder. “Hasta que Milei los nombró, su paso por la política era irrelevante. No son parte del cambio, sino un claro ejemplo de casta peronista pura”, señaló. Hasta Carlos Ruckauf, volvió con Milei, pontificando desde la prensa y dando cátedra de gestión

Operadores políticos y legislativos clave:

Finalmente, criticó también la influencia de Sebastián Pareja, que es más kirchnerista que Cristina, Santiago Viola (apoderado de LLA y abogado de Lázaro Báez) y Pilar Ramírez, una conspicua camporista que hoy actúa como operadora legislativa y delegada con amplias facultades de LLA en CABA. “La casta no solo no fue combatida: fue absorbida, reconvertida y fortalecida. Y los argentinos están pagando el costo de esta burla y engaño”, sentenció. Ni hablar de los negociados de los Milei con Luis Barrionuevo, los Moyanos, que la pasan tranquilos sin rendir cuentas, y los punteros kirchneristas de la Pcia de Buenos Aires con los que trabajan.

Denuncia sobre el pacto con el kirchnerismo:

“Javier Milei dice que vino a terminar con la casta y con el kirchnerismo, pero en los hechos gobierna con ellos. Cristina le dejó funcionarios claves, le garantiza votos en el Congreso, y él le devuelve favores a Cristina tratándola entre algodones”, denunció De Lamadrid.

Denuncié a 19 días de asumir Milei, la convalidación y prolongación del Gobierno de Milei del plan de encubrimiento e impunidad diseñado por Carlos Zannini para que todas las causas fueran al olvido, al archivo y se materializara la ansiada garantía de impunidad para Cristina Kirchner. Ese es el pacto de impunidad, no denunciar, no querellar y con omisiones voluntarias como la demanda civil en causa Validad, no investigar las SIRA, ni el plan platita de Massa y el desfalco del BCR, no auditar, la Tasa Kicillof, el aval al ardid Zannini en el juicio de YPF que tramita en Nueva York y toda la corrupción kirchnerista no investigada y sin recuperar un peso de lo robado, todo ello, además, quitándole las facultades de querellar a la Oficina Anticorrupción y la UIF. En nuestra denuncia pedimos investigar todo esto que es lo que el gobierno no denunció ni movió un dedo. Lo demás son las postales del pacto (Lijo, ficha limpia, la no reforma sindical y el acuerdo y toma y daca de Milei con todos los gobernadores feudales).

Por último, de Lamadrid, señalo: “El gobierno es el reflejo fiel de toda esta decadencia. No tiene un plan económico, institucional, ni político, ni social. Es un nuevo proyecto de poder del peronismo, como ocurrió con Menem y con los Kirchner. Si les fuera bien, como a las anteriores experiencias de Menem y Kirchner, eso no implicará que les vaya bien a los argentinos ni a las generaciones venideras. No podemos naturalizar esta ceguera, que, como el ensayo de José Saramago, nos mantiene engañados de haber desalojado al kirchnerismo del poder, cuando en verdad, todo ese esfuerzo ha quedado neutralizado, porque el kirchnerismo ha encontrado en los Milei y en gran parte del periodismo, -ese mismo que antes frenaba sus atropellos-, a sus mejores aliados para su impunidad y reconstrucción. No lo podemos permitir, hay que seguir luchando contra los corruptos y los estafadores”.

El dirigente y exdiputado nacional Álvaro de Lamadrid alertó sobre la preocupante similitud entre el modelo de poder del kirchnerismo y el actual gobierno de Javier Milei. En palabras contundentes, denunció que ambos responden a una lógica autoritaria que desprecia la democracia y manipula el relato para retener el poder a toda costa.

“El kirchnerismo siempre ha pretendido imponer su verdad como única. La de los demás carecía y carece, por lo visto, de todo valor. Los Milei son la continuidad y prolongación de esta forma de gobernar autoritaria y violenta. Ambos descreen de la democracia y ambos mienten, aunque desde otra perspectiva, impostura y relato”, afirmó De Lamadrid.

El dirigente fue más allá al señalar las raíces comunes que, a su juicio, unen a ambas expresiones políticas:

“Ambos fueron parte de lo que decían venir a dejar atrás. Los Kirchner fueron conspicuos menemistas y los Milei conspicuos kirchneristas. Ambos, en definitiva, forman parte de las miles de máscaras y trampas del PJ para retener el poder, cambiando algunas cosas para que no cambie nada.”

Finalmente, Álvaro de Lamadrid hizo un llamado a la ciudadanía:

“Argentina necesita romper con todos los relatos y con todas las continuidades del fracaso. Ni Milei ni el kirchnerismo representan el cambio real que merece el país. Son parte del mismo sistema que busca sobrevivir con nuevas máscaras.”

Álvaro de Lamadrid, parlamentario del Mercosur, ha lanzado una dura crítica contra la gestión económica del gobierno argentino, destacando la ineficacia de las políticas implementadas tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Pese al acuerdo con el FMI, la inflación sigue creciendo, ahora triplicada en apenas un año, y el poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados continúa cayendo en picada,” expresó de Lamadrid en su intervención. Según el parlamentario, la política del gobierno no está resolviendo los problemas estructurales del país, sino que ha empeorado la situación económica.

De Lamadrid se mostró especialmente crítico con el impacto de las devaluaciones en los jubilados y trabajadores: “Hoy, más de 5 millones de jubilados apenas cubren el 30% de sus necesidades básicas, una situación insostenible que pone de manifiesto la ineptitud de un gobierno que opta por tomar más deuda en lugar de generar soluciones reales”. La segunda devaluación en 16 meses ha sido otro golpe al poder adquisitivo, según de Lamadrid, que denuncia el efecto devastador en los sectores más vulnerables de la población.

Además, de Lamadrid apuntó a la falta de objetivos alcanzados por el gobierno y subrayó que los únicos que parecen beneficiarse de esta situación son los integrantes del kirchnerismo: “Los únicos que vienen logrando objetivos con la administración de Milei son CFK, Massa y la Cámpora. Esto es una muestra más de la política de atajos y parches que no resuelve nada”.

En su análisis, el parlamentario del Mercosur también advirtió sobre el crecimiento del autoritarismo, la violencia institucional y la corrupción como resultados de la gestión actual. “No se trata solo de economía, sino de una crisis institucional que cada vez es más evidente en el país. La estrategia del gobierno no hace más que profundizar la falta de confianza en las instituciones y en el futuro de los argentinos.”

Un llamado a la acción
De Lamadrid concluyó señalando que la situación actual de Argentina es el resultado de una política económica irresponsable, que ha incrementado la deuda sin ofrecer respuestas efectivas a los problemas reales. “El país necesita un cambio real, no políticas de parche que solo sirven para maquillar una crisis que sigue sin solución.”

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